El que habla en lenguas(A), a sí mismo se edifica, pero el que profetiza(B) edifica a la iglesia(C). Yo quisiera que todos hablarais en lenguas(D), pero aún más, que profetizarais(E); pues el que profetiza es superior al que habla en lenguas, a menos de que las interprete para que la iglesia reciba edificación(F). Ahora bien, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿de qué provecho os seré a menos de que os hable por medio de revelación(G), o de conocimiento(H), o de profecía(I), o de enseñanza(J)?

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